Al recibir el requerimiento, sin ruborizarse, la propietaria del lugar no dudo en rechazar la solicitud y, en forma tajante, respondió por correo electrónico que si bien tenía disponibilidad prefería no aceptar judíos por algunas experiencias poco felices que le habían ocasionado en otras oportunidades."
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A uno de mis asesores le negaron la entrada en una sinagoga porque iba disfrazado de Adolf Hitler.

Esta noticia sobre el derecho de admisión viene de Crítica de la Argentina
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